Historia
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  • Carlos Escobar | Unidad de Comunicaciones, OIM Costa Rica

"Costa Rica no fue mi elección, fue mi destino. Dios me trajo aquí cuando conocí a la mujer que hoy es mi esposa", menciona Rafa, sumergido en los recuerdos que lo llevaron a establecerse en su nuevo hogar.

Rafa migró a Costa Rica por amor, después de conocer en las calles de Santo Domingo, República Dominicana, a la que actualmente es su esposa. Foto: ©OIM Costa Rica.

Rafa conoció a su pareja actual en República Dominicana, cuando ella se extravió en las calles de Santo Domingo, mientras asistía a un evento laboral y él estuvo allí para guiarle. Como si fuese obra del destino, desde aquel momento comparten sus vidas y Costa Rica se convirtió en su nuevo hogar.  

Este dominicano, apasionado por la cartografía, nunca había considerado la posibilidad de migrar de su país natal. Como él mismo lo admite, tenía un trabajo estable y gozaba de una buena calidad de vida en su país. Sin embargo, el amor y el destino lo llevaron a Costa Rica, un lugar que él describe como un paraíso en la tierra, con una belleza natural incomparable y una población solidaria y emprendedora.  

A pesar de ello, el camino de Rafa no ha sido sencillo, el llegar a un lugar nuevo implicó adaptarse a una cultura y costumbres distintas, así como empezar de cero y buscar medios para subsistir. Mientras tramitaba su documentación para su regularización, Rafa vivió en San José, la capital de Costa Rica, donde trabajó inicialmente como jardinero y más adelante como asistente administrativo para una empresa dedicada a la agricultura orgánica, lo que despertó su interés por este campo.

Rafa se mudó a San Vito de Coto Brus, al sur de Costa Rica, para emprender su propio negocio. Allí fundó la primera biofábrica de la región, legalmente registrada como Valles Siquem. Foto: ©OIM Costa Rica.

Con el tiempo, Rafa decidió emprender su propio negocio, por lo que se trasladó a San Vito de Coto Brus, al sur del país. Así surgió la primera biofábrica en esta región, registrada legalmente con el nombre de Valles Siquem. Este emprendimiento se enfoca en la producción orgánica sostenible y la fabricación de insumos orgánicos mediante el uso de microorganismos beneficiosos.  

Su visión trasciende la mera promoción de una agricultura más respetuosa con el medio ambiente; también busca otorgar independencia de producción a los agricultores locales, como lo afirma Rafa desde su finca.

El desafío más grande fue incursionar en la plantación de piña orgánica en una región donde la principal actividad agrícola era el café, comenta Rafa.

Rafa formó parte del programa de Acompañamiento Empresarial ofrecido por la OIM en Costa Rica, dirigido a migrantes que buscan potenciar sus negocios. Foto: ©OIM Costa Rica.

Esta decisión no solo representó un cambio en el panorama agrícola local, sino también un desafío técnico y de aceptación por parte de la comunidad. Sin embargo, con determinación y visión, Rafa logró establecer una plantación de piña orgánica exitosa, demostrando que la innovación y la sostenibilidad pueden ir de la mano.  

El apoyo fundamental de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) fue crucial para el éxito de su empresa. "OIM sembró la semilla inicial para la creación de mi empresa", reconoce Rafa con gratitud. Gracias a este acompañamiento, pudo expandir su negocio a nivel regional y establecer alianzas con empresas internacionales interesadas en la agricultura sostenible.

En Costa Rica, aproximadamente el 12.4 % de la fuerza laboral la componen migrantes (CEPAL, 2022), y entre 2017 y 2021, este grupo contribuyó con cerca del 6.5 % del PIB del país (Fondo Monetario Internacional, 2023). Por esta razón, la OIM, a través de su programa de acompañamiento empresarial financiado por la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estado de los Estados Unidos, trabaja para que más personas migrantes logren agregar valor a sus emprendimientos y contribuir a su expansión y sostenibilidad.

Ahora, Rafa tiene el sueño de incursionar en la política local y seguir contribuyendo al desarrollo de la comunidad de Coto Brus. Su objetivo es que el cantón obtenga la declaración de ser orgánicamente sostenible con el ambiente. Foto: ©OIM Costa Rica.

Con lágrimas en los ojos, Rafa comparte un mensaje de esperanza y fortaleza para otras personas migrantes.

Siempre hay una luz al final del túnel, especialmente aquí en Costa Rica. Soy costarricense por elección y por amor.

Con determinación y pasión, Rafa continúa trabajando para hacer de su sueño una realidad y contribuir al desarrollo sostenible del cantón de Coto Brus y su país adoptivo Costa Rica.  

Ahora, Rafa tiene el sueño de incursionar en la política local y seguir contribuyendo al desarrollo de la comunidad de Coto Brus. Su objetivo es que el cantón obtenga la declaración oficial de ser orgánicamente sostenible y amigable con el ambiente.   

Su historia es un testimonio inspirador de cómo el amor, la determinación y el apoyo pueden transformar vidas. Además, destaca el papel fundamental de las personas migrantes como agentes de desarrollo sostenible en nuestras comunidades, aportando capacidades, fortaleciendo la fuerza de trabajo, la inversión, la diversidad cultural, entre otros. Una vez más, la evidencia nos demuestra que la migración, lejos de ser un problema, es parte de la solución a los desafíos que enfrentamos como sociedad.  

SDG 8 - TRABAJO DECENTE Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES